lunes, 2 de abril de 2012

De vuelta de Bilbao





De vuelta de un magnífico fin de semana en Bilbao. El viaje comenzó bien desde el principio: Echamos ocho horas para cubrir los menos de 400 km que separan Madrid de Bilbao, a causa de las constantes paradas (Buitrago, Lerma...) para comer, para merendar, para pasear, para ir al servicio, para echar un cigarrito... y mucha, mucha risa. Seguimos al pie de la letra el sabio consejo de Kavafis: "Si emprendes el regreso a Ítaca / procura que el camino sea largo...". Y ya desde el primer momento en Bilbao tuvimos muestras de la hospitalidad vizcaína. Llegamos tarde, y en un bar a punto de cerrar nos abrieron la cocina para nosotros, y pudimos cenar algo.



El sábado fue el clásico día turístico: recorre las Siete Calles, sube a Begoña, baja de Begoña, un pintxo por el camino, las fotos en el Guggenheim, come algo allí cerca, túmbate en la hierba del Parque de Doña Casilda (me encantó encontrar un parque con el nombre de mi madre), cruza la Gran Vía... Nos pareció una ciudad muy bonita, con mucha vida, muy abarcable, muy "paseable".


Y por la noche, el recital de Noches Poéticas. Fue uno de los mejores recitales poéticos a los que he asistido en mucho tiempo. El sótano del Bilbo Beer, donde se hizo, es un sitio de piedra y madera, muy acogedor. La sala es muy amplia, y se llenó hasta arriba. Se podía comer y beber, lo cual hacía el ambiente muy agradable, pero, a pesar de ello, y de las casi tres horas de acto, los asistentes mantuvieron el silencio y la atención. Fueron muchos los amigos que participaron. Me sorprendieron las buenas voces que hay en Bilbao, y lo bien que se recita allí. Había también gente llegada de Vitoria, San Sebastián, Madrid, Murcia, Canarias... Y junto a los poemas, algunos monólogos, y la música de Amaury y de Yucatown.


El domingo tocó ir de pintxos por el casco viejo. Verdaderamente se come bien en Bilbao. Y de vuelta a Madrid, con la certeza de que hemos de volver a Bilbao.

Gracias a Lola y a María, compañeras de trabajo, y sin embargo amigas, por ser tan grata compañia, y por soportar las rarezas de los poetas. Gracias a los amigos de Noches Poéticas (Mónika, Asier, Ritxi, Alberto, Julián...), por el esfuerzo de organización del recital, y por la hospitalidad y cariño con que nos recibieron. Y gracias, Bilbao. Volveremos.

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